Una pizca de sal,
tres gotas de sudor,
cincuenta besos bien colocados,
un guiño, una ceja levantada,
y una leve sonrisa
algunas gotas de la sabia de tu cuerpo,
caricias sin rumbo
latir de dos como un solo pecho,
inspiraciones constantes,
y expiraciones hasta que falte el aliento
uno a uno se pierden las medidas, las tazas, las pizcas, las edades y el tiempo,
se pierde el lugar
y se disfruta el momento.
Romel.
